domingo, 17 de abril de 2016

La meditación del móvil y respirando con Facebook.


Mindfulness y la tecnología de la comunicación: ¿son compatibles?

Purchase this image at http://www.stocksy.com/626926Para quien no esté familiarizado con la atención plena, no resultaría extraño suponer que mindfulness es una práctica para los que aspiran a tener una vida sosegada, alejada del mundanal ruido y de su vertiginosa carrera contra el reloj. Tener tiempo para detenerse, hoy por hoy, parece ser un lujo que no está al alcance de todos. Hablamos de meditar, por ejemplo, y a muchos se les viene a la cabeza la imagen de una persona sentada sobre un cojín, en medio de la naturaleza y sumida en silenciosa contemplación. Figura arquetípica que a no pocos podría resultarle ajena.

Pero no tiene porqué necesariamente ser así. ¿Y si te dijera que puedes regalarte espacios de atención plena en medio de tu rutina diaria? Y no sólo eso, sino que ni siquiera es necesario que silencies tu móvil  y lo dejes a un lado. De hecho, puedes utilizar la tecnología como un aliado para ejercitar la atención plena… ¡sin culpa!

Puedes practicar incluso mientras echas un vistazo a las redes sociales. En verdad, no existen actividades “no recomendadas”a la hora de ejercitar la atención plena. De hecho, el mindfulness “a secas” no existe. Se trata de una práctica que siempre se aplica a algo: a meditar, a escuchar, a comer, a sentir, etc. Entonces, también puedes cultivar el mindfulness mientras revisas tus cuentas en las redes sociales o tu e-mail. ¿Por qué no?

Así pues, no se trata de rechazar de plano el uso de la tecnología en esta práctica, existe un pequeño truco a la hora de vivir la experiencia. Y ese truquito tiene que ver con el nivel de consciencia que ponemos en lo que hacemos. De lo que se trata, justamente, es mantenerse alerta para evitar que las redes sociales nos “atrapen” sin darnos cuenta. Como nos aconseja el psicólogo Gonzalo Brito en el libro “Presencia Plena. Reflexiones y prácticas para cultivar mindfulness en la vida diaria”, la idea es aprender a poner atención a la relación que mantenemos con los medios sociales.


“Observa cuánto tiempo pasas conectado, cuántas veces te conectas al día y, especialmente cuántas veces acabas revisando tu cuenta aunque no habías planeado hacerlo. Intenta observar todo esto con curiosidad, apertura y aceptación, como un científico que simplemente toma nota de lo que ocurre sin juzgarlo como bueno o malo”, explica Brito.

Así como en otras prácticas de mindfulness, la idea es mantener un adecuado nivel de presencia en lo que haces para que puedas percibir con claridad qué te pasa al momento de revisar las redes sociales y tomar nota no sólo del tiempo que gastas en esa experiencia, sino también de las emociones y sensaciones que te produce. Ves a un “amigo” en Facebook disfrutando de sus vacaciones en el Caribe, mientras tú estás sentado en la oficina, y sientes una repentina e inevitable oleada de envida (y no de la sana); o ese comentario o foto que publicaste no causa el efecto esperado, y te sientes decepcionado o solitario. O te enteras de que una nueva especie de araña mutante ultravenenosa ha sido descubierta en cercanías de tu ciudad y te baja la paranoia y la ansiedad. En fin, ejemplos hay por mil.

Lo importante es mantener en todo momento la actitud de observador, con curiosidad y sin juzgar. No hay emociones o sensaciones buenas o malas. Sólo míralas, identifícalas y luego suéltalas.

A continuación te propongo sencillos ejercicios de Mindfulness que puedes realizar con tu hijo(a) sin tener que dejar de lado los aparatos móviles. El objetivo es ayudar especialmente a que los niños y en general a todas las personas a que  se relacionen con la tecnología de una manera sana, con autonomía, evitando que sean seducidos al punto de sentirse “atrapados” o dependientes de ella.

Meditación del móvil : toma tu aparato móvil, pero sin activar su pantalla. Demórate en sentir su peso, su textura. Aprecia su color. Mira su forma y cómo está diseñado para ajustarse perfectamente a tu mano. En caso que tu hijo tenga también móvil  propio, jugad a intercambiarlo y repetir el mismo ejercicio. Fijaros en las sensaciones que os produce el hecho de intercambiar su teléfono y estar un rato sin él. ¿Aparece la ansiedad? ¿Qué pasa si justo en ese momento suena una alerta de mensaje o entra una llamada, cómo reaccionarías? Conversar sobre la experiencia.

Respirando con Facebook: La idea de este ejercicio es que abras tu aplicación de Facebook como lo lo hacéis de manera habitual, pero esta vez, antes de comenzar a revisar el muro o los titulares de manera compulsiva, cerrad los ojos y tomad una respiración consciente antes de leer el primer titular. Luego léelo y percibe qué sensaciones, pensamientos o emociones te produce su lectura. Antes de pasar al siguiente titular, vuelve a tomar una respiración consciente y repite el ejercicio con el siguiente titular.

Alarma de presente: Para instalarte en el momento presente existen múltiples y simples prácticas, que tú puedes ir adaptando con imaginación y creatividad. El sonido de una campana es una manera tradicional de recordarnos volver al aquí y ahora. Se utiliza con regularidad en las prácticas de meditación sentada. Pero también puedes elegir otros “instrumentos”. Te propongo que utilices tu teléfono móvil como “alarma de presente”: cada vez que suene una llamada, antes de contestar, utiliza su timbre como recordatorio para volver a tu respiración e inhalar y exhalar de manera consciente un par de veces.

Zona libre de tecnología: elige un momento del día y/o un lugar de tu casa como “zona libre de tecnología”. La idea es que en ese momento, queden fuera todos los dispositivos móviles (celulares, notebooks, tablets). Es altamente aconsejable realizarlo, por ejemplo, en alguna comida del día que compartais en familia, para de esta forma convertir ese instante de “desconexión” tecnológica en un momento de conexión familiar.

Correo revisado, correo contestado: para aplacar la compulsión que muchos sentimos a la hora de revisar nuestros mails innumerables veces al día, existe el saludable ejercicio de decidir en consciencia revisarlos sólo cuando tengamos tiempo y la disposición de contestarlos. Por lo tanto, si estoy en medio de una actividad que me impide responder mails, me abstengo de revisar el correo hasta que pueda hacerlo.

Fuente:

mindfulness4kids

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