domingo, 22 de junio de 2014

Lo que aporta mindfulness a la vida cotidiana,

Mientras conducimos, resolvemos por vía telefónica algún desaguisado en la oficina, reprendemos a nuestro hijo por sus travesuras en el asiento de atrás y pensamos en los recados que hemos de hacer. Así, sin poder solucionar de una manera efectiva ningún problema, el equilibrio mental se ve alterado y se potencian las emociones negativas.

¿Quién no se ha visto nunca en este escenario? Y sobre todo, ¿quién no quiere ponerle fin? En Atención plena se dan algunas claves para conseguirlo.

La psicóloga Isabel S. Larraburu nos muestra el camino para ser felices. Nos enseña a mirar correctamente, a mirar la realidad sin tapujos, a ser libres, a no sentirnos influidos por situaciones externas ni internas, a poder mirar, observar y entender con maestría. En una palabra, a llegar a entender los hechos, a uno mismo y a los demás de un modo real.

La atención plena o mindfulness, o la también llamada meditación atenta, es un proceso psicológico, un entrenamiento mental que persigue el desarrollo de una nueva manera de percibir la realidad. Una habilidad que cualquiera puede aprender y practicar, que no se opone a la celeridad de nuestras vidas. Sino que nos da herramientas para enfrentarnos a todos los cambios que vivimos continuamente, al sufrimiento de las pérdidas, a la frustración de los deseos, a la soledad causada por los apegos, a la depresión y a las adicciones. Esta nueva mirada nos conduce a estar muy presente y atento a cada instante, sin recurrir al autoengaño y a las distracciones. 

Si la llevamos a la práctica, podremos estar preparados para cualquier contingencia y podremos obtener más armonía y bienestar. con independencia de los logros del ego, una mayor resistencia a la adversidad, un estado de alerta y concentración óptimos y una mayor estabilidad anímica. Una mirada sin anhelo, ni aversión, sin valencias de bueno y malo, sin juzgar, solo advirtiendo todo tal como es, y no como nos gustaría que fuese. Como nos indica la autora de este libro Isabel Larraburu, “lo que necesitamos para alcanzarlo ya lo tenemos dentro de nosotros mismos. Todos tenemos la capacidad de ser felices, aunque algunos tienen que entrenarse para ello”.

El ejercicio de la meditación atenta está alcanzando un lugar destacado en la psicología y en la medicina. Esta técnica no es meramente un modo de relajación. Es una forma de entrenamiento mental que contribuye a reducir la propensión a modos mentales reactivos que generan estrés emocional o perpetúan la psicopatología.

CÓMO MIRAR

            • Aceptar las cosas como son.
            • Prestar atención a todas las actividades rutinarias que hacemos.
            • Aprender a permanecer serenos.
            • Sustituir el concepto por la sensación. Conocer la realidad sin contaminarla.
            • Reiniciar la mente mediante la observación de la respiración. Mientras respiras te conoces.
            • Evitar el autoengaño. Dejar metafóricamente hablando que se introduzca un amigo lúcido, agudo y benévolo                 en nuestra existencia.
            • Aprender a ser meros testigos de lo que ocurre.
            • Aprender a oír los pensamientos, no dejarse atrapar por ellos y reconocer las emociones sin valorarlas como                buenas o malas. No deberíamos ser jueces de nosotros mismos.
            • Estar despierto y atento. Eso implica una mejor capacidad para tomar decisiones, una percepción correcta,                  mejor autocontrol, sentido de la realidad, una mejor capacidad intelectual y una mayor resistencia a la                            adversidad.
            • Del control a la aceptación. Aceptar la realidad tal como es y como un valor en sí mismo, no como un trámite                 para lograr las metas.
              Nuestra cotidianidad vista desde la meditación atenta. Algunas ideas para reflexionar.
  •  Hay que convencerse que lo más importante de nuestra vida es lo que está sucediendo ahora, entregarnos al momento presente. Ni pasado, ni futuro, solo presente.
  •  Ser agradecido produce bienestar, mejor salud y mayor rendimiento intelectual en las personas.
  •  Más consumo menos felicidad.
  •  Las ventajas del perdón, ahora validadas por el mundo científico, incluyen la reducción del dolor crónico, de los trastornos cardiovasculares, de la conducta violenta, el incremento de la esperanza y el alivio de los niveles de depresión y ansiedad.
  •  La evidencia científica actual sobre la ira indica que está emoción es básicamente una cuestión de elección. Airear la ira raramente lleva a algún alivio real o a alguna catarsis duradera. Más bien conduce a más ira, tensión y excitación. Como dice el monje budista vietnamita Tic Nhat Hanh: “Todo necesita alimento para vivir y crecer, incluidos nuestro años y nuestro odio. El amor es algo vivo, al igual que el odio. Si no nutrimos nuestro amor, este puede morir. Si cortamos el alimento a nuestra violencia, ella también morirá”.
  • El humor es la mejor protección contra el dogma, la arrogancia, la rigidez, o incluso la desesperación. El sentido del humor siempre mantiene la posibilidad de ver las cosas de otra forma” Edgard de Bono, autor del concepto de pensamiento lateral.
  •  Combatir el estrés con la resiliencia. Esto significa saber pedir ayuda, confiar en los propios recursos, atreverse a tomar decisiones, hablar con uno mismo y seguir nuestro propio consejo para otros, evitar pensar que las crisis son catástrofes, percibir los errores como experiencias para aprender y superarse, aceptar que el cambio es parte de la existencia, transformar la crisis en oportunidades y responsabilizarse de las propias acciones.
  •  Transformar el apego en amor. Los cuatro aspectos del amor según el budismo son: bondad incondicional o benevolencia, compasión, alegría y ecuanimidad y libertad.

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