Os propongo un sencillo experimento:
Disponeos para hacer una meditación habitual, sentados como sea vuestra costumbre. Poned las manos descansando sobre las piernas con las palmas hacia abajo durante 5 minutos. Luego, de manera plenamente consciente cambiar la posición de las manos, girando las palmas hacia arriba durante otros cinco minutos. Observa las sensaciones. ¿ que ha cambiado?
Mudra en sanscrito viene a significar gesto. Los mudras son los gestos corporales que se utilizan frecuentemente en tradiciones antiguas, como el Hinduismo y el Budismo; en distintos ámbitos como el Yoga y la meditación. Su origen no está muy claro por que ya algunos grabados asirios, persas o egipcios los representan; incluso se pueden intuir en algunas pinturas rupestres.
Estos gestos buscan canalizar adecuadamente la energía a través de nuestro cuerpo, así como facilitar la consecución de otros objetivos como la elevación espiritual, la sanación física y la sanación emocional.
Hay mudras muy completos que implican a todo el cuerpo, pero también hay mudras muy sencillos e igualmente poderosos que se realizan con las manos para alcanzar nuestros objetivos.
Para practicar estos mudras manuales , no es necesaria una gran habilidad, sino algo de práctica. Los dedos se van uniendo entre sí de maneras muy diversas y con presiones muy diferentes, donde a veces sólo es necesario un leve roce y otras se necesita sentir presión.
¿ Por que las manos ?
Aristóteles decía que la mano era “El instrumento de los instrumentos”. Efectivamente las manos son instrumentos muy sofisticados que además nos han permitido llegar a altos niveles evolutivos de conciencia.
Los primates, de los que tan sólo nos diferenciamos en un 2% de nuestro ADN usan las manos de manera mas sutil que otros animales. A pesar de ser tan pequeña la diferencia genética, ha producido sutiles cambios. Ellos utilizan sus manos en lo que llamamos “pinza de cangrejo”.Los cuatro dedos, del índice al meñique se mueven juntos, en oposición al pulgar. Nuestras manos sin embargo pueden hacer oposición con cada dedo. Este gesto nos define como humanos permitiéndonos una mayor capacidad de análisis e integración neurosensorial.
De esta forma los mudras son una capacidad específicamente humana, ya que la mano y el cerebro forman una unidad indisociable en nuestro desarrollo, tanto individual como de especie.
La mayor parte de las actividades complejas que realiza el ser humano requieren una sutil coordinación mano-cerebro. Tocar un instrumento, un cirujano operando, acariciar a nuestra pareja, practicar asanas de yoga, o escribir serían algunos ejemplos. Son prácticas que hoy día se sabe que modifican física y profundamente las estructuras neurológicas del cerebro. Se empieza a intuir que la práctica de ciertos mudras podría tener unos efectos semejantes.
Desde el punto de vista de las antiguas filosofías orientales y la medicina china estos gestos de las manos, atrapan y canalizan la energía bloqueada en los canales de energía, nadis y en los chacras para restaurar el equilibrio. Cada zona del cuerpo está conectada con una zona concreta de la mano y de la mente. A través de cruces, y diversas presiones de los dedos podemos modular esas energías y la propia conexión cuerpo-mente. Como si se estuvieramos tocando el mas perfecto de los instrumentos para interpretar nuestra propia melodía. Los mudras, yoga para las manos, se utilizan en la meditación, en la medicina y en la vida diaria.
Durante el día, muchas veces unimos las manos y cruzamos los dedos en distintas posiciones de manera incosciente. Lo hacemos para buscar seguridad, para calmarnos, para conciliar el sueño, para buscar la respuesta adecuada en una conversación, o para protegernos en una entrevista de trabajo. Desde ahora, cuando hagas uno de estos "mudras expontaneos", pregúntate que cambia, por que tu mente te induce a realizar ese gesto, o como te sientes al realizarlo. Quizás adquieras consciencia de algo que ni siquiera te habías dado cuenta que hacías y quieras seguir investigando sobre este interesante " Yoga para las manos".
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