Lo que las tradiciones contemplativas han sabido desde siempre, confirmado por la ciencia
El silencio no es un lujo del que sólo puedan (o deban) disponer los monjes. La regeneración de las células cerebrales, sugieren estudios recientes, podría estar relacionada con el silencio.
Un estudio hecho en 2013 publicado en la revista especializada Cerebro, Estructura y Función reveló los efectos que distintos tipos de sonido causaban en los cerebros de los ratones en el laboratorio.
Cuando los ratones no estaban expuestos a esos sonidos, los científicos encontraron lo que no estaban buscando: durante el tiempo en el que los ratones descansaban de la exposición al ruido (dos horas diarias de silencio), los científicos descubrieron que los ratones desarrollaban nuevas células en el hipocampo, el área del cerebro asociada con la memoria, el aprendizaje y las emociones, sugiriendo que quizá sea por eso por lo que, instintivamente, buscamos lugares callados y tranquilos para estudiar.
Las nuevas células se desarrollaron hasta convertirse en nuevas neuronas.
Así, en sentido estricto, podríamos afirmar que el silencio hace que tu cerebro “crezca”.
Para leer más sobre este estudio, puedes hacer clic aquí.
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